domingo, 4 de noviembre de 2007
Cuento de Mongolia - La derrota del rey
Ésta era una vez el rey de un país que un día hizo colgar un aviso: –Al niño capaz de decirme una buena mentira le daré un gran premio–. Oyeron esto los nobles y oficiales de la corte, y fueron sus hijos a contar toda clase de mentiras al rey, pero ninguna le agradaba. En el mismísimo final se apareció un muchacho pobre.
–Y tú, ¿a qué has venido? –preguntóle el rey.
–Mi padre me mandó a que cobrara una deuda que Su Majestad tiene con él.
–Con tu padre no hay ninguna deuda, tú mientes –contestó el rey.
–Si realmente he mentido, si le he dicho algo falto de fundamento, entrégueme entonces el premio.
El rey se dio cuenta del ardid y repuso con prontitud:
–Me parece que todavía no has dicho ninguna mentira.
–Si yo no he mentido, entonces pague su deuda –dijo el muchacho. Al rey no le quedó más remedio que mandarlo a casa entregándole una bolsa de oro y frutas como había prometido.
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